El nombre de Alejandro Fernández está grabado con letras de oro en la historia de la música mexicana, pero pocos conocen detalles sobre el grado de estudios del “El Potrillo”. Ello, por consolidarse como uno de los íconos más grandes de la ranchera y el pop latino.
Aunque nació en una cuna artística, su formación académica revela otra faceta de su vida. La cual, fue la de un joven que también valoraba la educación formal antes de entregarse por completo al escenario.
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Alejandro Fernández Abarca nació el 24 de abril de 1971 en Guadalajara, Jalisco. Hijo del legendario Vicente Fernández y de María del Refugio Abarca Villaseñor, creció en el seno de una familia tradicional y artística.
Desde muy pequeño fue testigo del éxito de su padre y del impacto de la música ranchera en el público mexicano. A pesar de ello, antes de consagrarse como cantante, decidió seguir otro camino.
El grado de estudios del “El Potrillo” comenzó como cualquier joven. Cursó la educación primaria y secundaria, y posteriormente ingresó a la Universidad del Valle de Atemajac, donde estudió la carrera de Arquitectura.
Este dato poco conocido es clave para entender que, aunque la música corría por sus venas, también buscó una profesión que le ofreciera otra perspectiva de vida.
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Durante sus años universitarios, Alejandro Fernández no dejó de lado la música, pero su carrera como arquitecto parecía sólida. Hasta que su padre lo invitó a grabar un dueto para un álbum homenaje a la música mexicana.
El tema elegido fue “Amor de los dos” y se convirtió en un éxito rotundo. Ese momento marcó un antes y un después en su vida profesional.
A partir de entonces, la carrera de Alejandro despegó de forma imparable. Su disco debut en 1992 fue un fenómeno de ventas que rompió las expectativas del género ranchero.
Sin embargo, el grado de estudios del “El Potrillo” quedó como un testimonio de su interés por prepararse en diferentes ámbitos antes de volcarse de lleno en los escenarios.
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Con más de 40 millones de discos vendidos a nivel mundial, colaboraciones con figuras como Beyoncé, Christina Aguilera, Marc Anthony, Morat y su propio padre Vicente Fernández. Alejandro ha consolidado una carrera que combina la tradición y la modernidad. Desde los escenarios de México hasta los teatros de Europa y América Latina, ha sabido conquistar a públicos de todas las edades.
En su repertorio se encuentran temas que reflejan su raíz mexicana como “Agridulce” o baladas románticas como “Un beso a medias”. Su álbum “Rompiendo Fronteras”, lanzado en su 25 aniversario artístico, lo llevó a los primeros lugares de Billboard y le mereció nominaciones en los Latin Grammy.
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Alejandro Fernández es mucho más que una voz poderosa. Su historia revela a un hombre que, antes de abrazar la fama, decidió formarse profesionalmente. El grado de estudios del “El Potrillo” no sólo refleja una preparación académica en Arquitectura. Sino también una mentalidad disciplinada y comprometida, que más tarde trasladaría al ámbito musical.
Con millones de seguidores en redes sociales y una carrera en constante evolución, “El Potrillo” es un ejemplo de cómo la formación y el talento pueden caminar de la mano. Y cómo el estudio puede ofrecer una base sólida incluso en una industria tan cambiante como la musical.