Aunque no se sabe con exactitud quién la compuso, la pieza forma parte del cancionero popular mexicano con versos simples que facilitan su memorización.
Cada 12 de diciembre, millones de fieles en México y en diferentes países del mundo entonan “La Guadalupana”, uno de los himnos más representativos dedicados a la Virgen de Guadalupe, patrona de México y figura central de la identidad religiosa y cultural del país.
La canción, popularizada desde mediados del siglo XX, se ha convertido en un símbolo de devoción colectiva que trasciende generaciones. Ya sea en peregrinaciones, serenatas, misas o celebraciones familiares, el tema aparece como una forma de expresar agradecimiento, fe y conexión espiritual con la “Morenita del Tepeyac”.
Aunque no existe un registro oficial que acredite un único autor, la canción forma parte del cancionero popular mexicano y ha sido interpretada por reconocidos artistas, desde coros religiosos hasta exponentes de la música tradicional.
Desde el cielo una hermosa mañana,
desde el cielo una hermosa mañana,
la Guadalupana, la Guadalupana,
la Guadalupana bajó al Tepeyac,
Suplicante juntaba sus manos,
suplicante juntaba sus manos,
y eran mexicanos, y eran mexicanos,
y eran mexicanos su porte y su faz.
Su llegada llenó de alegría,
su llegada llenó de alegría,
de luz y armonía, de luz y armonía,
de luz y armonía todo el Anáhuac.
Junto al monte pasaba Juan Diego,
junto al monte pasaba Juan Diego,
y acercose luego, y acercose luego,
y acercose luego al oír cantar.
‘Juan Dieguito’ -la Virgen le dijo-.
‘Juan Dieguito’ -la Virgen le dijo-,
este cerro elijo, este cerro elijo,
este cerro elijo para hacer mi altar’.
Y en la tilma entre rosas pintadas,
y en la tilma, entre rosas pintadas,
su imagen amada, su imagen amada,
su imagen amada se dignó dejar
Desde entonces para el mexicano,
desde entonces par el mexicano,
ser guadalupano, ser Guadalupano,
ser guadalupano es algo esencial.
La letra de “La Guadalupana” resume, de manera sencilla y emocional, el relato de las apariciones de la Virgen de Guadalupe al indígena Juan Diego en el cerro del Tepeyac en 1531. A través de versos repetitivos y de fácil memorización, la canción describe cómo la Virgen “bajó al Tepeyac” y cómo los fieles, desde entonces, acuden a ella en busca de consuelo y protección.
Frases como “Desde el cielo una hermosa mañana, la Guadalupana bajó al Tepeyac” evocan la imagen de cercanía divina, reforzando la idea de que la Virgen se presenta como una madre cercana al pueblo.
Más allá de su función musical, “La Guadalupana” tiene un papel fundamental en las tradiciones del 12 de diciembre. La canción se escucha en peregrinaciones que recorren kilómetros hacia la Basílica, se entona durante las misas en honor a la Virgen y forma parte de las serenatas ofrecidas por mariachis y voces populares. Para muchos devotos, cantarla es un acto de gratitud por favores recibidos o un símbolo de fe renovada.