En la historia de la televisión mexicana hay nombres que, aunque no aparecen frente a cámara, han sido fundamentales, uno de ellos es Enrique Segoviano. Director, productor y guionista dominico-mexicano cuyo legado ha marcado al entretenimiento nacional desde los años setenta hasta la actualidad.
Durante décadas, Enrique Segoviano fue ese nombre que aparecía en la entrada de “El Chavo del 8” o “El Chapulín Colorado”, pero cuya historia y aportaciones permanecieron en segundo plano. Nacido en República Dominicana en 1947, llegó a México cuando apenas tenía 11 meses, como parte de una familia de maestros exiliados de la dictadura franquista.
Estudió Ciencias y Técnicas de la Información en la Universidad Iberoamericana y, en 1966, dio sus primeros pasos como actor en el corto estudiantil Primer día de clases. Sin embargo, fue su talento detrás de cámaras lo que definiría su carrera.
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Enrique Segoviano comenzó su trayectoria televisiva en Canal 8 en 1968, colaborando en emisiones como Sábados de la fortuna y Sube, Pelayo, Sube. Su carrera dio un giro decisivo en 1973 cuando fue contratado por Roberto Gómez Bolaños para integrarse al equipo de producción de El Chavo del 8 y El Chapulín Colorado. Segoviano fue responsable de la dirección de cámaras, iluminación, sonido y efectos especiales hasta 1978.
Ese mismo año dirigió Nosotros los pobres y, en 1979, su primer largometraje: El Chanfle, donde Gómez Bolaños salió por primera vez del personaje de El Chavo. El filme fue un éxito rotundo, consolidando su reputación como director.
Enrique Segoviano, la mente maestra detrás de clásicos como “El Chavo” y “100 mexicanos dijeron”
Durante los años 80 y 90, Enrique Segoviano expandió su influencia más allá del universo Chespirito. Fue el responsable de series infantiles como Odisea Burbujas y El tesoro del saber, y de telenovelas como Pobre niña rica, Te amo y Ave Fénix.
También dejó huella en el género de variedades y concursos. Produjo programas que definieron una era como ¡Anabel!, TVO, Llévatelo, Atínale al precio. Y, por supuesto, 100 mexicanos dijeron, programa que continúa vigente con nuevos formatos y conductores, pero con el mismo ADN de Segoviano.
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Pese a recibir múltiples ofertas laborales en sus últimos años, Enrique Segoviano optó por retirarse de forma progresiva, priorizando la calidad sobre la cantidad. No obstante, su legado permanece. La industria lo reconoce como un pionero silencioso, un innovador cuya firma técnica y narrativa definió varias generaciones de televidentes.
Hoy, mencionar a Enrique Segoviano no solo es recordar los créditos de entrada de una época dorada, sino reconocer a uno de los pilares que construyó la televisión mexicana tal como la conocemos.