En un universo donde la vida pocas veces copia el arte y, en cambio, el arte se alimenta de las profundidades de la realidad, surge la obra de Tamara Trottner, pero, ¿quién es ella?
Su novela Nadie nos vio partir no solo simboliza un proceso literario de autoexploración, sino la reconstrucción de un hecho traumático: su propio secuestro, junto con su hermano, por parte de su padre cuando apenas tenía cinco años.
Ahora adaptada al formato de serie por Netflix, la narrativa que Trottner plasmó en letras cobra vida en la pantalla y vuelve a plantear preguntas sobre memoria, verdad y justicia.
Tamara Trottner nació en la Ciudad de México y se formó académicamente en el ámbito literario y de la comunicación.
Estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad Anáhuac y obtuvo una maestría en Apreciación y Creación Literaria, así como un doctorado en Investigación y Creación Literaria, ambos en Casa Lamm.
Desde sus primeros trabajos —como el libro de cuentos Un último pedazo de bruma (2001) o la novela Siempre las Jacarandas (2008)— mostró inclinación por la exploración de lo íntimo, lo familiar y lo histórico.
El punto de inflexión ocurre con Nadie nos vio partir (publicada en 2020), una obra que mezcla autoficción con memoria y que parte del hecho central de su infancia: a los cinco años, su padre los secuestró a ella y a su hermano como una represalia contra su madre, iniciando una huída por varios continentes que los mantuvo alejados del hogar familiar durante aproximadamente dos años.
La narrativa de Trottner revela que el trauma del secuestro y la reconstrucción de su identidad marcaron su infancia desde ese evento hasta el presente.
La adaptación de Nadie nos vio partir llega en formato de serie a Netflix, con cinco episodios de apenas una hora cada uno donde la ficción toma como punto de partida la novela de Trottner.
La serie es un thriller dramático que presenta a Valeria (Tessa Ía) como la madre cuyos hijos son sustraídos por su esposo Leo (Emiliano Zurita). Los problemas se agravan cuandoel hombre se los lleva a Europa y otros destinos, dejando atrás a una madre devastada que inicia la persecución.
Aunque la serie ficcionaliza ciertos nombres y situaciones, mantiene el núcleo de la experiencia de la novelista para entender quién es Tamara Trottner y su hermano: la sensación de estar de “viaje” cuando en realidad se trataba de un secuestro y la manipulación de los niños como piezas de poder, también conocido como violencia vicaria.
Así, tanto en papel como en pantalla, la autora busca que su voz se vuelve colectiva, para que nadie “pase de largo” sin verla partir.
